LONGCHAMP
En pleno corazón de ParÃs, en el boulevard
Poissonière, el 1 de febrero de 1948, Jean Cassegrain, dueño de una tienda de
tabacos, decidió expandir su oferta a pipas recubiertas de cuero. Para lograr
su objetivo, seleccionó las pieles de mayor calidad y se rodeó de los mejores
artesanos. Tres meses más tarde, presentó su primera colección en la Feria de
ParÃs: desde una pipa recubierta en cuero hasta ceniceros, toda una revolución
para la época y el estilo parisino.
Al poco tiempo creó una lÃnea de maletines, blocs
de notas y portatarjetas. La gente comenzó a pedir sus productos y todos en la
familia Cassegrain ayudaban en el negocio. Philippe, su hijo mayor, asà lo
recuerda: “En ese momento no Ãbamos a la escuela los jueves, hacÃamos cajas de
cigarrillos o portapasaportes; mi padre tenÃa una pequeña máquina para marcar
Longchamp en dorado. Cuando cumplà quince años me dieron una Vespa para
entregar pedidos en el bulevar Haussmann, hogar de muchos hoteles de lujo, como
el Commodore y el Ambassador. A los turistas les encantaban nuestras
colecciones”.
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